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viernes, 25 de abril de 2014

¿Por qué es fundamental hacer de la protección de los niños y niñas contra la violencia el centro de la agenda mundial de desarrollo sostenible?



La protección de los niños y niñas de toda forma de violencia es una preocupación de la comunidad internacional no puede permitirse el lujo de dejar fuera de la agenda de desarrollo post-2015. De hecho, la ausencia de violencia es indispensable para un futuro sostenible en el que los niños podrán crecer sanos, bien alimentados, resistentes, bien educados, culturalmente sensibles y protegidos del abuso y la negligencia. Un futuro en el que la equidad y el progreso social será una realidad para todos los miembros de la familia humana.

A pesar de los importantes avances logrados en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los países afectados por la violencia han sido retrasados. Tienen un mayor riesgo de pobreza y la desnutrición, los niveles más altos de mortalidad infantil, la salud más pobre y las tasas más altas de niños sin escolarizar.

Sin embargo, la comunidad internacional puede revertir este patrón mediante la inclusión de la protección de los niños frente a la violencia como una clara prioridad en la agenda global de desarrollo post 2015. La violencia sigue siendo una dura realidad para millones de niños alrededor del mundo. Penetrante, socialmente tolerada y oculta, la violencia no conoce fronteras geográficas, culturales, sociales o económicos y sucede incluso cuando los niños deben sentirse más seguro - en el cuidado y las instituciones de justicia, en las escuelas y también dentro de la casa.
Ser testigo de violencia, el sentir el abandono y el trauma, soportando la intimidación, la humillación y la agresión física, y ser objeto de abuso y explotación son frecuentes las dimensiones de un continuo triste en la vida de los niños.

Su impacto es a menudo irreversible, especialmente en los niños más jóvenes que tienen menos capacidad para buscar apoyo y una mayor probabilidad de sufrir daño emocional y de salud de larga duración, lo que compromete el desarrollo del cerebro, y experimentando apegos inseguros y aumento del riesgo de comportamiento agresivo y autolesiones más tarde en la vida. La violencia va de la mano con la privación, con alto riesgo de mala salud, bajo rendimiento escolar, la dependencia del bienestar a largo plazo y una profunda sensación de miedo.

Más allá de las víctimas individuales, la violencia pone en peligro el progreso social y el desarrollo sostenible. Frecuentemente se asocia con un mal estado de derecho, la débil aplicación de la ley, las altas tasas de homicidio y alta incidencia del crimen organizado y las tasas de homicidio, y una cultura de la impunidad. Por otra parte, la violencia trae consigo costos de largo alcance para la sociedad, desviar miles de millones de dólares de gasto social, frenando el desarrollo económico y la erosión del capital humano y social de las naciones. En pocas palabras: la violencia puede destruir las conquistas sociales y económicas que han llevado años y décadas para construir.

Sin protección contra la violencia, el desarrollo social y económico sostenible de las naciones no puede lograrse plenamente. Una lección importante del proceso de ODM era que la falta de un objetivo claro, objetivo o indicador en peligro los esfuerzos para movilizar la acción y apoyo, y para supervisar los avances en la protección de los niños contra la violencia. Y a su vez, se compromete el progreso en los objetivos de desarrollo relacionados. En esta ocasión, esta brecha se puede abordar de manera efectiva con la inclusión de la libertad de los niños frente a la violencia como una clara prioridad en la agenda de desarrollo sostenible después de 2015.

En realidad, la violencia contra los niños no es un tema nuevo en la agenda del desarrollo. Es una dimensión esencial del derecho a la libertad del miedo, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y ha destacado por la Declaración del Milenio y el proceso generado a partir de entonces. La Declaración del Milenio se reafirmó el derecho del niño a ser criado en dignidad y libres del temor a la violencia y expresó la determinación de "no escatimar esfuerzos en la lucha contra la violencia. Una década más tarde, la Cumbre del Milenio, expresó el compromiso de fortalecer los sistemas de protección de la infancia, para mejorar la rendición de cuentas, y para prevenir y combatir todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.

En el período previo a la agenda de desarrollo sostenible después de 2015, hay un creciente consenso sobre la necesidad de lograr la asignatura pendiente de los ODM para garantizar que la protección de los niños y niñas de la violencia se incorpora explícitamente en la agenda del desarrollo. Como se subraya en el informe de la ONU "Al darse cuenta del futuro que queremos para todos" "la prevención y la reducción de todas las formas de violencia y abuso - y la protección en contra de sus manifestaciones específicas [...] - debe estar en el centro de la agenda de desarrollo post 2015”.

El Grupo de Alto Nivel de Personas Eminentes sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015 se hizo eco de esta preocupación, reconociendo que los ODM fueron en silencio sobre los efectos devastadores de la (...) la violencia en el desarrollo y no se centran suficientemente en llegar a los más pobres y excluidos. Como subrayó el Grupo de Alto Nivel ", liberado del temor y de la violencia es el derecho humano más fundamental, y el fundamento esencial para la construcción de sociedades pacíficas y prósperas."

La protección de los niños contra la violencia ha sido igualmente expresado como una preocupación especial por las numerosas consultas nacionales celebradas en todo el mundo para informar a la agenda global de desarrollo post 2015. El informe "Un millón de voces: el mundo que queremos" pone de relieve la seguridad personal y la vida en paz como los problemas más urgentes que enfrentan las personas en todo el mundo. La desigualdad y la falta de políticas para la infancia y la juventud son identificados como motores de la violencia; y la eliminación de todas las formas de violencia contra los niños como punto de referencia fundamental en la agenda del desarrollo.

Del mismo modo, el proceso intergubernamental importante actualmente en curso reafirma esta preocupación. Se reitera el firme compromiso de prevenir y combatir la violencia en las escuelas y en los espacios públicos; para poner fin a la violencia contra las niñas y los incidentes relacionados con los niños, el matrimonio precoz y forzado; para reducir la delincuencia, la violencia y la explotación de los niños, así como para eliminar las leyes discriminatorias, políticas y prácticas, y asegurar una cultura de la no violencia; y pide a las instituciones eficaces, responsables y transparentes y los sistemas de justicia, que son cruciales para salvaguardar el derecho del niño a la libertad de la violencia y luchar contra la impunidad.

Claramente, existe un amplio consenso sobre la necesidad de garantizar que la protección de los niños contra la violencia está en el centro de la agenda de desarrollo sostenible más allá de 2015!

La cuestión fundamental es, por lo tanto, la mejor manera de movilizar la acción y el progreso de apalancamiento en los años venideros. En este proceso, tres pasos cruciales son de esencia:

En primer lugar, la protección de los niños contra la violencia, incluidos los niños y niñas más vulnerables y marginados, se debe hacer una prioridad explícita y reconocida como una preocupación transversal en áreas de interés pertinentes de la agenda de desarrollo global. Este proceso debe ser apoyado por los sistemas de protección infantil inclusivos, sostenibles y debidamente financiados, y la inversión de sonido para asegurar el acceso universal de los niños a servicios sociales básicos y para ayudar a las familias a cuidar y proteger a sus hijos.

En segundo lugar, la comunidad internacional tiene que medir lo que atesora. Sobre la base de una sólida experiencia en las Naciones Unidas, el mundo académico y las naciones en todas las regiones, es fundamental para promover la identificación de metas concretas, metas e indicadores para movilizar y supervisar el progreso en este importante programa.

(...) En tercer lugar, es imprescindible tener en cuenta las opiniones expresadas por aquellos que están más afectados - los propios niños y jóvenes! Su voz no deja ninguna duda en cuanto a la prioridad asignada a la protección contra la violencia. 

Estoy seguro de que seguiremos a unir esfuerzos en los próximos meses para colocar la protección de los niños y niñas de todas las formas de violencia, en todas partes y en todo momento, en el centro de la agenda de desarrollo global. Esto no es sólo una ética y de derechos humanos imperativo; es también una cuestión de buen gobierno y buena economía! 

FUENTE, (Violence Against Children. Special Representative of the Secretary  General, 2014)

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