“(…) mi abuela va a la ciudad de Apartadó, compra
el periódico y luego nos lo entrega a nosotros en Chigorodó, para que salgamos
a venderlo”.
Tres instituciones con relativa recurrencia estimulan
la explotación de los niños, niñas y adolescentes a través del trabajo
infantil: La familia, la escuela y las instituciones gubernamentales.
· *La familia
al naturalizar esta práctica y justificarla como una de las mejores maneras de
preparar a los niños, niñas y adolescentes para el mundo adulto. “(…) trabajen para
que aprendan a ser verracos, que se ganen lo que se comen y, aprendan que nada
es fácil en la vida. Tienen que trabajar para que más adelante no se conviertan
en unos delincuentes”, entre otras formas de pensar.
· *Una escuela
que no se transforma, no cambia y que no responde a los desafíos de la
educación del Siglo XXI, se termina convirtiendo para muchos niños, niñas, adolescentes y sus familias, en un escenario
generador de violencia y exclusión social, en un factor de alto riesgo y
peligro social. Al revisar la Convención Internacional de los Derechos del Niño
y la Ley 1098 de 2006 en Colombia, no existe la posibilidad y la justificación
para expulsar a un niño, niña o adolescente de la escuela, porque se le vulnera
el derecho fundamental a la educación, entre otros. –Si los niños o las niñas tienen que abandonar
la escuela, las y los profesores también lo tienen que hacer, las familias
tienen que responder ante los entes de control. –Con relación a los niños y
niñas y en materia de derechos humanos, nada está por encima de la
obligatoriedad que tenemos las y los adultos de garantizar la satisfacción
integral y simultánea de todos sus derechos humanos, que son universales,
prevalentes e interdependientes. Art. 8º Ley 1098 de 2006.
· *La
arquitectura institucional de la cual dispone el Estado y en ella las entidades territoriales, la clase
política, las y los funcionarios públicos, la fuerza y soberanía de la ciudadanía
y la comunidad, todos juntos tenemos que seguir luchando para que los Planes de
Desarrollo de los gobernantes de turno – implementen política públicas, con
asignación del dinero suficiente para que puedan atender dignamente las
necesidades de los niños, niñas y adolescentes. Los niños y niñas necesitan de
gobiernos que les puedan brindar oportunidades que contribuyan a un desarrollo
humano con calidad, pues el fin último y más noble de cualquier Estado es hacer felices a sus ciudadanos y ciudadanas. (José Gañan Bedoya, mayo de 2014)
-01 de mayo Día Internacional del Trabajo-